Una habitación
propia, de Virginia Woolf. Seix Barral Traductor
Laura Pujol
Sinopsis de la
editorial:
En 1928 a Virginia Woolf le propusieron dar una serie de charlas sobre el tema de la mujer y la novela. Lejos de cualquier dogmatismo o presunción, planteó la cuestión desde un punto de vista realista, valiente y muy particular. Una pregunta: ¿qué necesitan las mujeres para escribir buenas novelas? Una sola respuesta: independencia económica y personal, es decir, Una habitación propia. Sólo hacía nueve años que se le había concedido el voto a la mujer y aún quedaba mucho camino por recorrer.
Son muchos los repliegues psicológicos y sociales implicados en este ensayo de tan inteligente exposición; fascinantes los matices históricos que hacen que el tema de la condición femenina y la enajenación de la mujer en la sociedad no haya perdido ni un ápice de actualidad.
Me parece increíble no haber llegado antes a
esta lectura, pero es que a pesar de tener muchas referencias de la obra hasta
que no sé ha propuesto en el club de lectura Booklover (coordinado por Elena de Pegapapelotijeras
y con la colaboración de Dalia y de Nayat ) no me lo he leído.
Es una lectura para
leer lenta porque tiene muchas referencias a escritores y a textos, es el
ensayo que surgió de las conferencias que dio Virginia Woolf a jóvenes universitarias.
Lo veo especialmente interesante para escritores (sean mujeres u hombres) y en
general si te gusta ser autosuficiente, porque hay tres datos que siguen
actualmente vigentes a los que se debe llegar: espacio propio, independencia económica
y pensamiento crítico.
A mí personalmente
me ha gustado la lectura y estoy deseando releer autoras como Emily Brontë o a Jane
Austen y a leer algo de George Eliot.
Creo que este texto
hay que leerlo sin buscar nada en concreto, dejarse atrapar por las líneas,
leerlo con pausa y sin prisa y tener en cuenta su contexto, su época. Va
contando que gracias a otras mujeres (y a algunos hombres) que nos precedieron,
sin todas ellas, no tendríamos las posibilidades de ahora. En mi caso no tendría
la opción de una educación, un trabajo y un estilo familiar (vivir en pareja y
sin hijos) sin la supervisión y critica de una sociedad discriminativa.
Para mí, la idea
feminista está en la rotura de estereotipos con la aceptación de lo obvio. Y la lucha está ahí, en la aceptación de un
modelo propio y no en una imitación.
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