Kentukis, de Samanta Schweblin. Random House. Narrador del audiolibro Jimena Vallejos. Duración 7.03h
Obras de autora
Distancia
de rescate
Kentukis
Cuentos
El
núcleo del disturbio
Pájaros
en la boca
Siete
casas vacías
Sinopsis de la
editorial:
Casi siempre comienza en los hogares. Ya se registran miles de casos en Vancouver, Hong Kong, Tel Aviv, Barcelona, Oaxaca... y se está propagando rápidamente a todos los rincones del mundo. No son mascotas, ni fantasmas, ni robots. Son ciudadanos reales, y el problema -se dice en las noticias y se comparte en las redes- es que una persona que vive en Berlín no debería poder pasearse libremente por el living de alguien que vive en Sídney, ni una persona que vive en Bangkok desayunar junto a tus hijos en tu departamento de Buenos Aires. En especial cuando esas personas que dejamos entrar a casa son completamente anónimas.
Los personajes de esta novela encarnan el costado más real -y a la vez imprevisible- de la compleja relación que tenemos con la tecnología, renovando la noción del vouyerismo y exponiendo al lector a los límites del prejuicio, el cuidado de los otros, la intimidad, el deseo y las buenas intenciones. Kentukis es una novela deslumbrante que potencia su sentido mucho más allá de la atracción que genera desde sus páginas. Una idea insólita y oscura, tan sensata en sus reflejos que, una vez que se entra en ella, ya no se puede salir.
¿Qué sucedería si personas de cualquier lugar del planeta pudieran meterse en la vida de otras? ¿A través de qué dispositivo lo harían? ¿Hasta dónde podría llegar la creatividad humana para sacar provecho de esta situación? Cada uno de los personajes de esta novela encarna el costado más escalofriante de la tecnología.
Ya se registran miles de casos en Vancouver, Hong Kong, Tel Aviv, Barcelona, Oaxaca, y se está propagando rápidamente a todos los rincones del mundo. No son mascotas, ni fantasmas, ni robots. Son ciudadanos reales, y el problema -se dice en las noticias y se comparte en las redes- es que una persona que vive en Berlín no debería poder pasearse libremente por el living de otra que vive en Sídney; ni alguien que vive en Bangkok, desayunar junto a tus hijos en tu departamento de Buenos Aires.
He llegado a esta
autora por la lectura anterior de Nuestra parte de noche, de Mariana Enriquez porque en varios artículos de opinión recomiendan a ambas. De Samanta Schweblin
tenía menos referencias a medida que avanzaba la novela me ha gustado más.
Al comienzo la situación
me parecía novedosa, rara quizás, pero a medida que avanzar surgen detalles de
terror, misterio, intensidad en situaciones normales creando una ficción muy
bien construida y que nos es muy difícil de imaginar que se pueda hacer
realidad, como tantos hábitos o modas que vemos surrealistas y al final
terminamos incorporando a nuestro día a día.
En esta novela compras un cámara
web y la activas para que te vean, o compras un para ver a un desconocido.
Surgen formas de comunicación revelándose al sistema, movimientos radicales,
envidias, negocio, transacciones, situaciones extremas. Me parece muy buena la narración
porque llegar a tener miedo cuando siendo un cámara insertado en un muñeco tienes
que correr para que no te cojan.
«Se divertía
encerrándolo en el baño o poniéndole trampas para que no pudiera llegar hasta
su cargador»
«Oyó los pasos a
sus espaldas. Intentó acelerar más, apretó tan fuerte el dedo sobre su teclado
que se hizo daño, no había manera de ir más rápido. Los pasos del hombre se
oían muy cerca y Emilia dejó de respirar».
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