“Allí donde el
viento espera”, de Maia Losch. Editorial
Sinerrata.
Sinopsis:
Ana, hija de judíos polacos emigrados a Uruguay poco antes de la Segunda Guerra Mundial, ha avanzado por la vida desconectada de su pasado, sus raíces y sus más íntimas necesidades, hasta que un pequeño accidente y una crisis nerviosa la fuerzan a repasar todo aquello que había dejado apartado en algún rincón de su mente. A partir de ese momento, esta mujer insegura e indecisa se verá obligada a plantearse quién es y quién desea ser, y a hacerse cargo del rumbo de su vida en plena cincuentena
Afronte el libro
con algo de temor porque en la sinopsis me dio la impresión que si el personaje
era hija de judíos polacos emigrados habría que tocar el tema de la guerra y la
inmigración política sí o sí, y es un libro que la sitúa dentro del contexto
familiar de los protagonistas pero no se centra en ella; es un libro de
emociones y pensamientos, y mis lectura ha sido positiva porque da las claves
para salir de situaciones complejas emocionalmente y de bloqueo personal.
Cuando me recomendaron la novela diciéndome que “Nada, nada de estereotipos
facilones, no” no me engañaron.
Para aclarar esto
tengo que contar más del libro; Ana sufre una crisis nerviosa y es ingresada en
una clínica. Su marido, una amiga, y su
amante, la apoyan para salir de esta situación cada uno a su manera.
Algún personaje, que al principio parece superficial, y las claves que salen en
la portada del libro influyen notablemente en sus decisiones y completan el
perfil de una mujer compleja.
Compleja porque
se deja influir por los convencionalismos de su vida y sin embargo rompe con
los prejuicios que la marcan; se aleja de su padre y sus hermanos por no
representar un papel de apariencia, elige tener un amante para sentir la pasión
de un matrimonio que no se la proporciona, actúa como una ex esposa práctica, estudia de mayor, conduce, no
intenta actuar como una madre modélica si no que reconoce sus fallos y aporta
un sentimiento más cercano a los real que a lo novelado, etc.
Considero, sin
embargo que no es una novela orientado solo para mujeres, porque Ana consigue
romper con la figura de la mujer como género y cobra identidad la persona.
Me ha parecido
interesante la lectura porque es una historia de superaciones; de abordar
situaciones cotidianas pero que en ocasiones nos bloquean, esto puede suceder
en cualquiera de los países en los que el personaje principal se sitúa:
Uruguay, España o Israel.
Montevideo, vista aérea |
Madrid, vista aérea |
Israel, vista panorámica |
Es curioso que la
escritora utiliza palabras o expresiones en algún momento que son propias de su
país de procedencia y que ayudan a situar a la protagonista, en vez de
dificultad el desarrollo de la lectura. Me ha pasado en alguna ocasión que he
leído novelas o escritos de otros países en los que compartimos el castellano y
los textos no están ligados a traducciones, esto aquí no ocurre.
Me quedo con dos
frases por su significado y el imaginarme las tortas decoradas que prepara Ana.
El Roto |
"A veces una
palabra dicha en mal momento es a veces todo lo que hace falta para derrumbar
un mundo".
"No se puede parar
el mundo deteniendo un reloj".
¿Gustáis?
Otros blogger que mencionan esta novela:
Entrevistas hechas a la autora, Maia Losch (
@maialosch )
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