martes, 6 de mayo de 2014

El solsticio de invierno



“El solsticio de invierno”, de Ricardo Muñoz FajardoEditorial Shepa

Esta entrada llega con casi un año de retraso, así que… si aún he insistido es determinados libros no es por obligación es por interés de mostrarlos.

Hice una entrada del día de la Feria del Libro de Madrid cuando compre este libro y me acerque a conocer al autor. Me encanta el entusiasmo que demuestra Ricardo en sus palabras a través de la red, transmite positivismo y ganas de hacer con los libros. Y por eso me decidí por una novela suya que en principio por la sinopsis me hacía entender que en mi interior iban a surgir conflictos al leerla. Podéis ver también el bookmovie  y leer la contraportada:

El fondo por el que transcurre la primera parte de la novela es una huelga en los últimos años del franquismo, pero los protagonistas de la trama son los miembros de la Brigada Político-Social, con sus métodos, sus coacciones, que no pueden ocultar la sensación de que la dictadura está dando sus últimas bocanadas, aspecto mucho más evidente cuando el presidente Carrero es asesinado y los sindicalistas del proceso 1001 son condenados a largas penas de cárcel.
Pero también habla de la cotidianidad de dos policías de verdad, adscritos a la Brigada Provincial de Policía de Madrid, que atienden casos en verdad delictivos, asesinatos principalmente, que escapan del ámbito del tiempo y los medios de las comisarías de distrito de la capital.
Y en este contexto sociocultural y político, que no esta tan alejado de la época actual como me gusta creer, no encontramos con un asesino en serie que considera que actuando así apoya a su Estado. Lo que a mis ojos de lectora no puede tener relación los cadáveres que van descubriendo ya al final de la novela se revela. Spoiler: el desprecio a las consignas del Estado: un vago, un violeta, un rojo y un político.

Me he encontrado en que los personajes dialogan entre ellos mientras por una parte realizan las pesquisas de una investigación compleja por lo medios con los que cuentan, y porque parece que nadie quiere ayudar a que se sepa la verdad.

El hecho de usar en la historia como sinónimos vago a vagabundo o violeta a homosexual os da ya una idea de las controversias que se pueden desarrollar en la novela. El autor consigue presentar varios puntos de vista de los diferentes personajes de un manera equilibrada pudiéndote centra en el hilo conductor de la historia sin que los condicionamientos socioculturales o políticos te limiten la narración. Dicen que para no discutir mejor no hablar ni de política, ni de religión, ni de sexo; por lo que me sorprende la fluidez de una narración que trata estos temas de lleno y en el que el autor sale airoso.

En la presentación del libro de Demiurgo me acorde de este libro porque se menciono algo así como que en los libros españoles los asesinos en serie no son habituales. Aquí contamos con otro ejemplo de esos escasos.

En “El solsticio de invierno” se ve que puede darse el caso de llegar a eso si se encubre los acontecimientos o por torpeza no sé investiga correctamente.

No he podido evitar comprender y empatizar con el poli nuevo, desgreñado, sin vocación laboral pero con interés por descubrir y comprender; ser capaz de ponerse en la piel del otro y arrastrar a los demás, volver algo en la conciencias y propiciar el cambio, el movimiento a algo mejor.

Me ha gustado pasear por ese Madrid donde puedes ir hasta el centro en coche y pasear sin tropiezos. No me ha gustado encontrarme con la marginación por ser algo que otro dicen que es diferente, con la agresividad verbal y física contra el que está en frente de ti. He visto que lo que otros lucharon con huelgas y privaciones se termina de perder en estos días. Esa ha sido mi lectura menos feliz pero en el libro correctamente tratada y compaginada con la historia.

E históricamente e aprendido algo más sobre la División Azul aparte de lo que leí en Niños feroces.


Recomendárosla. 

Repito: Recomendárosla

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