Nadie lo ha oído,
de Mari Jungstedt. Traduccion
de Gemma Pecharromán Miguel. Ediciones Maeva
2 Nadie lo ha
oído
3 Nadie lo conoce
4 El arte del
asesino
5 Un inquietante
amanecer
6 La falsa
sonrisa
7 Doble silencio
8 Un juego
peligroso
9 La cuarta víctima
10 El último acto
11 No estás sola
12 Las trampas
del afecto
13 La cara oculta
Sinopsis de la
editorial:
Cuando el fotógrafo alcohólico Henry Dahlström aparece asesinado en pleno centro de Gotland, las pesquisas policiales apuntan directamente a sus compañeros de juerga. El caso no parece revestir mayor misterio, hasta que el comisario Anders Knutas descubre que el fallecido recibió una importante cantidad de dinero el día anterior a su muerte. Paralelamente, la señora Jannson denuncia la desaparición de su hija Fanny, de catorce años, y la policía inicia inmediatamente la investigación de este supuesto caso de secuestro. Sin embargo, la investigación da un giro inesperado cuando el portero del piso de Dahlström descubre una caja con fotos de carácter pederasta en las que aparece la joven Fanny. Knutas necesitará todo su talento y la ayuda de su amigo periodista Johan Berg para descubrir qué se esconde detrás de este terrible caso.
Mismos personajes de investigación, Anders Knutas como policía y Johan Berg como periodista para cubrir la noticia. Mismo esquema de novela, un impactante asesinato y muchos personajes secundarios mientras que te vas adentrando en las vidas descubriendo cosas de los personajes que irán siendo la miga de esta serie. Hasta el momento he leído hasta la 10 novela, los recomiendo leer en orden, son pasar el rato. La autora sigue dando lo que parecen pistas pero son la ambientación de las escenas.
Los temas que se
tocan son el alcoholismo y la pederastia, dos ideas recurrentes. Y también las
obras y trabajos de albañilería pagadas en negro. ¡Buenas lecturas!
—No manteníamos
una relación estrecha en absoluto. Su alcoholismo nos lo impedía. Bebía cada
vez más a medida que me iba haciendo mayor, o también es posible que yo lo
notara cada vez más al ir creciendo.
Movió ligeramente
su bella cabeza. No se le descolocó ni un pelo.
—Nunca se
preocupó de mí —continuó—. Ni una sola vez me acompañó a una clase de
equitación ni a una exhibición de gimnasia. Siempre era mamá la que iba a las
reuniones de padres y a hablar con los profesores. No puedo recordar que se
sacrificara una sola vez, que hiciera realmente algo por mí. No, no le tenía
mucho aprecio.
—Puedo
comprenderlo —dijo Knutas. »
«A Johan le
costaba creer que hubieran tenido tanta suerte. Por pura casualidad habían
aterrizado en medio de un acontecimiento decisivo para la investigación de un
asesinato y, además, lo habían grabado todo. »
Visby, Gothand, Suecia |
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