Arroparte o el
arte de caminar sin ropa, de Alejandro Pérez Guillén. Ilustraciones de María del Mar Robert. Ediciones Alfar.
Sinopsis de la
editorial:
Nueva joya literaria de Alejandro Pérez Guillén, quien vuelve a adentrarse en la prosa poética más profunda, la que nace desde su corazón, desde sus manos, desde sus propios sentimientos, desde la existencia del ser humano, desde el origen del mismo, desde el arte de caminar sin ropa.
Este libro me ha
llegado por la propuesta de Babelio y su propuesta de Masa Crítica, esta vez para
novela para adulto, que el mes pasado elegí novela infantil En busca de la flor Constelis de las profundidades, de Benjamín Flouw y como lo experiencia fue muy buena repito. En esta ocasión me llego el libro
muy rápido y he estado dos semanas alternado esta lectura con otras.
Son relatos
cortos y microrrelatos escritos en prosa poética, completamente llenos de
sentimientos que generan expectativas e inquietudes. Hablan del día a día, del
amor, del sexo, de la paternidad,
incluso de deportes y de política. Me ha despertado buenas vibraciones. La propuesta, que he creído leer, que los
aúnan a todos en un mimo hilo conductor, el amor que nos viste.
Hay desnudos
sensuales y eróticos, labios llenos de besos y deseos, espacios de soledad y de
recuerdos, añoranza, amistad y familia. Esas descripciones de arroparte con
otros, física y emocionalmente, son de
una gran hermosura.
Hay otras metáforas
o expresiones que según el texto, o mi día, he tenido tiempo para releer textos
marcados, significaban una cosa u otra, como esas manos llenas de nubes, o la
simbología de las nubes, que es un
recurso recurrente.
«He dejado
el tabaco para vivir en el humo de las
nubes»
También se mencionan los desayunos, ese espacio de
comienzo, de querer hacer; parecen
desayunos diferentes aunque las tostadas y las naranja sigan presentes. Es
decir, que una misma historia parece que
luego es narrada de otra forma. El sentimiento es diferente, cambiante, como la
vida.
«Contigo le
pierdo el miedo a los espejos…. Contigo dejo las puertas abiertas»
He creído en todo momento que el autor habla de sí mismo, y que muestra su día a día y sus sentimientos. Aunque en el prólogo, Ángeles María Vélez, indica que las voces, del autor y de otros, son voces que se escuchan desde el afecto, que entre tanto ruido que escuchamos nos llegan sólo determinadas palabras. Y que la voz del autor no llega «en primera persona o bien a través de los ojos de alguien muy cercano».
«Enamórate de
quien fabrique el gemido en la grutas íntimas de tus sexo sin necesidad de
tocarte el cuerpo. »
Los recuerdos del
pasado y como nos sentimos en el presente también juegan una papel importante.
El juego constate
de vestirse y desnudarse, tanto con ropas como con sentimientos me resulta
original, porque además no hace la poesía y la metáfora un cuento, que además
queda esta idea resumida en uno de los relatos donde expresa que no quiere «cuentos
cargados de perdices» sino que lo hace algo papable, real, deseable, al alcance
de la mano.
«El amor no es un
traje de fiesta que ahoga el cuello de la esperanza, sino una corbata a la que
le deshaces el nudo. »
Muchas gracias por acoger en su blog un libro tan lleno de palabras como latidos.
ResponderEliminarGracias a ti por acercarte a comentar y ofrecer esos latidos en cada historia de tu libro. Besos,
EliminarMuchas gracias por acoger en su blog un libro tan lleno de palabras como latidos.
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