La miel y el
cuchillo, de Julián Ibáñez. Umbriel.
En CrónicasLiterarias, Carlos Ferrán
en esta entrada menciona la novela la miel y el cuchillo, aunque reseña otra
del autor Julián Ibáñez.
Me sonaba el
autor, no de haber leído alguna novela suya, sino que en el mes de febrero le
hicieron autor del mes en Protésis donde
ahora habiendo leído ya la miel y el cuchillo podré disfrutar más los
artículos.
Así que he
comenzado por la miel y el cuchillo que fue la que se me cruzo antes en mi
camino, pese a que no sé si ha sido lo correcto empezar por esa.
Al terminar la
novela he sentido que el protagonista
principal, Florín, me había dado un martillazo en la cabeza. Noqueada me
he quedado con este personaje. Entre
ambientes de club de alterne y partidas de cartas, él se dedica a hacer
recados, sacando lo que puede y esperando a la buena suerte. Para mí, es mala
la que tiene en toda la novela, pero él tiene una opinión diferente. Alguien
que con su historial delictivo no este fichado ya me parece todo un triunfo.
No es un
“machaca” joven y su falta de empatía, con el resto de las personas vivas, lo
soluciona a base de golpe de martillo y una intuición en identificar las
respuestas que a muchos nos gustaría.
Tiene coraje para
llegar al final y encontrar la solución de lo que anda buscando la mujer fatal.
Eso el autor lo deja resuelto. Tengo dudas de lo que pasa con el resto de
personajes que tienen una aparición secundaria y se cruzan por momentos en la
vida del principal, entre moneda echada a la tragaperras o paseo en coche. Eso
es motivo para leer algo más.
El ambiente por
donde se mueve es de un Madrid de barrios como Entrevías o Parla, de policías
al acecho, de negocios sumergidos en las mafias y de malos.
¿Con cuál me recomendáis continuar?
Pimboli buscando el cuchillo en el tarro de miel |
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