martes, 11 de mayo de 2021

La importancia de llamarse Ernesto

 



La importancia de llamarse Ernesto, de Oscar Wilde. Introducción de Carlos Lagarriga. Planeta. 

Sinopsis de la editorial:

Oscar Wilde (1854-1900) es para muchos la figura emblemática del dandi inglés. Pero esa imagen del artista del esteticismo extremado también se vincula a la figura perseguida por la hipócrita moral dominante de su tiempo. Durante décadas después de su muerte, Wilde fue objeto de controversia y, a pesar de la condena judicial y moral a la que fue sometido, el interés del público por su obra no decreció. Su producción abarca casi todos los géneros literarios (novela, cuento, ensayo, poesía), pero es en sus obras teatrales donde despliega todo su talento artístico, como lo demuestran "La importancia de llamarse Ernesto ". Wilde se sirvió en ellas de las convenciones y temas del teatro de su tiempo, especialmente del melodrama y de la comedia de costumbres del teatro clásico inglés, pero, gracias al ingenio verbal que le caracterizaba y a su singular capacidad para reírse de la realidad circundante sin causar la reacción negativa del público, logró trascender sus modelos y dignificar un género que se hallaba en decadencia artística.

    Me he propuesto leer teatro y más cosas de Oscar Wilde después de la entrada de Salomé  y de leer el cómic de Isusi, la divina comedia de Oscar Wilde así que con esta lectura voy cumpliendo un poco con esa necesidad o deseo.

    Seguro que si tenéis una biblioteca media tenéis libros de Oscar Wilde para leer o releer, en mi caso por no buscar cuando he ido a la biblioteca he mirado en la sección de teatro, que es que ni siquiera la tengo bien controlada, y cogí en préstamo este ejemplar. Sólo he leído la importancia de llamarse Ernesto, dejaré para más adelante Un marido ideal.

En esta obra teatral nos encontramos:

COMEDIA FRIVOLA PARA GENTE SERIA

EN TRES ACTOS

PERSONAJES

JUAN GRESFORD.

ARCHIBALDO MONCRIEFF.

EL REVERENDO CANÓNIGO ASCOT.

ANSELMO, mayordomo.

ESTEBAN, criado.

LADY BRACKNELL.

SUSANA.

CECILIA.

MISS PRISM, institutriz.

ACTO PRIMERO.- Un saloncito en casa de Archibaldo Moncrieff,

Half- Moon Street, Londres (W).

ACTO SEGUNDO- Jardín de la quinta de Juan Gresford, Woolton.

ACTO TERCERO. - Saloncito en casa de Juan Gresford.

 Esta obra de teatro me ha parecido una comedia en la que los personajes se van entrelazando hasta que el autor da redondez a la trama. Pese a estar ambientada en la alta sociedad londinense de hace un siglo, la trama es entretenida y actualmente interesante.

    Es rápida y se lee fácilmente por la fluidez de los diálogos. El doble sentido o intenciones de los personajes dota a la escena de la ironía.

    Dos amigos vividores, se enfrentan verbalmente porque uno no aprueba el futuro matrimonio entre su prima y su amigo porque este vive con una joven protegida, y lo cree inmoral. Ambos buscan diversión creándose amigos ficticios como excusa para viajar. Indaga más y visita a la protegida enamorándose de ella. Ambas mujeres, la prima y la protegida rechazan las propuestas de matrimonios tras varios enredos y descubrir que el nombre inventado de ambos Ernest (similar a honesto o integro) no es real. No termina en esto, que el autor propone que los personajes sean bautizados con ese nombre. De este acto se va descubriendo la doble moralidad.  Y una sorpresa final donde se descubre que lo personajes están aún más relacionados entre ellos de lo que parecía.

    Al margen de esta lectura leí un artículo Ramón Fernández-Larreaulo de Ramón Fernández-Larrea  ("La importancia de llamarse Ernesto": a los 40 años de la muerte de Ernest Miller Hemingway, de Ramón Fernández Larrea.  Revista hispano cubana, ISSN 1139-0883, Nº. 12, 2002, págs. 77-82 ) y es que vi la relación que hay entre el nombre de Hemingway y los personajes que hay en esta obra de Wilde, aparte del nombre, Ernest o Ernesto, lo vividores que se muestran, algo que por mí misma no hubiera relacionado. Eso que una lectura te conecta con la siguiente, o con la una próxima lectura pendiente. Ahora también tengo ganas de leer más de Hemingway. 

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