Los niños tontos,
de Ana María Matute. Ilustrada por Javier Olivares. Edita Media Vaca
Sinopsis de la
editorial:
Escrito a finales de los años cincuenta, este libro contiene 21 relatos breves que retratan con voz hermosa terribles historias de la infancia, la época más importante de la vida y la más rica en experiencias, descubrimientos y sensaciones. Según su autora, no es un libro para niños sino sobre niños. Avisados quedan.
Cuentos que se
incluyen:
La niña fea
El niño que era
amigo del demonio
Polvo de carbón
El negrito de los
ojos azules
El año que no llegó
El incendio
El hijo de la
lavandera
El árbol
El niño que
encontró un violín en un granero
El escaparate de la
pastelería»
El otro niño
La niña que no
estaba en ninguna parte»
El tiovivo
El niño que no sabía jugar
Otras obras de Ana María Matute:
Novelas
Los Abel
Fiesta al noroeste
Pequeño teatro
En esta tierra
Los hijos muertos
Primera memoria
Los soldados lloran
de noche
Algunos muchachos
La trampa
La torre vigía
El río
Luciérnagas
Olvidado rey Gudú
Relatos y cuentos
La pequeña vida
Los niños tontos
Vida nueva
El país de la
pizarra
El tiempo
Paulina, el mundo y
las estrellas
El saltamontes y El
aprendiz
A la mitad del
camino
El libro de juegos
para los niños de otros
Historia de la
Artámila
El arrepentido
Tres y un sueño
Caballito loco y
Carnavalito
El río
El polizón del
"Ulises"
El aprendiz
Sólo un pie
descalzo
El saltamontes
verde
La Virgen de
Antioquía y otros relatos
De ninguna parte
La oveja negra
El verdadero final
de la Bella Durmiente
El árbol de oro
Casa de juegos
prohibidos
Los de la Tienda
Todos mis cuentos
La puerta de la
luna
Aranmanoth
Paraíso inhabitado
Trabajos de ilustración
de Javier Olivares:
Los niños tontos, de
Ana María Matute
El silencio se
mueve, de Fernando Marías
Prisioneros de
Zenda, de Fernando Marías
El perro de los
Baskerville, de Arthur Conan Doyle
Cuentos de Navidad, de Charles Dickens
Lady Susan, de Jane
Austen
La llamada de lo
salvaje, de Jack London
Kulanjango, de Gil
Lewis
Treinta y tres son
treinta y tres, de Carlo Frabetti
Cómic de Javier
Olivares:
El segador de tus
cosas
Estados carenciales
Tiempo Muerto
La caja negra
Cuentos de la
estrella legumbre
Astro, valiente
explorador
Las crónicas de Ono
y Hop
El extraño caso del
doctor Jekyll y mister Hyde, con guion de Santiago García
Las meninas, con
guion de Santiago García
La cólera, con guion
de Santiago García
Warburg &
Beach, con guion de Jorge Carrión
Es una lectura que
cayó en mis manos por el club de lectura. Es un conjunto de cuentos de Ana
María Matute que ya por el título sabemos que no van a ser precisamente para
niños.
Había leído y
trabajado ya varios en otros clubs de lectura y escritura, y recuerdo la
sensación de la primera vez de leerlos, y la extrañeza, de no entender que era
lo que sucedía y el amagor de un terrible suceso de no entender bien. Luego en
las explicaciones que dan los que ya conocen el texto hablan de un hilo
conductor de crueldad, muerte, la marginalidad de los niños que tienen necesidades especiales (físicas, psicológicas, económicas, educativas, …) donde la muerte,
la infelicidad, apatía, marginalidad, crueldad, etc están presentes en sus
vidas.
He querido
refugiarme en la belleza de la palabra de la escritora y el que son textos que
no dejan indiferente al lector. Y quiero dar una vuelta más y convertirlos en
optimistas, es decir, como los que han estudiado sus cuentos y su simbología hayan en la muerte, no un final truculento, sino que es una liberación. Los cuentos hablan de una metamorfosis del niño hacia la madurez, de una autonomía, autosuficiencia, desprenderse la criticas y las carencias de compresión de un entorno hostil para focalizar los deseos, la fantasía, y tener a través de un simbolismo; agua o fuego en algunos casos, un bautismo, un comienzo. Los sacrificios como tributo para abandonar lo malo.
«—No me mires, niño tonto. Tus ojos me hacen
daño—»
Entiendo que los calificados como niños tontos no son tales, sino que cuentan con una visión diferente, y lo que realmente parecen tontos son el resto, los de su alrededor, que no comprende, empatizan, defienden o dan cariño a esos que son solo niños aún.
«Y el tiovivo empezó a dar vueltas, vuelta, y la música se puso a dar
gritos por entre la gente como él no vio nunca»
Primeras experiencias, salida al mundo, incertidumbre también para el ocio, las alegrías, los buenos momento. Misterio, emoción.
Ritos de paso, ritos de iniciación: Los niños tontos de Ana María Matute,
Petra Báder,
Lejana: Revista crítica de narrativa breve, ISSN-e 2061-6678, Nº. 3, 2011
(Ejemplar dedicado a: October 2011)
«La autora, perteneciente a la generación del medio siglo – también llamada “los niños de la guerra” –, es representante del neorrealismo o realismo social. Siendo fiel a las características literarias e ideologías de su época, formula su propia crítica social que expondremos más detalladamente al final de este ensayo. Además de esto, todavía podemos descubrir algunos rasgos de la tendencia tremendista anterior: tratando los cuentos como un conjunto podemos hablar sobre un protagonista colectivo: los veintiún niños se convierten en el niño, personaje central de la obra matutiana»
«Los niños
tontos la iniciación significará el paso de la infancia a la adultez »
«La iniciación,
siendo una dimensión particular de la vida humana, presta a la muerte una
función positiva»
«Los niños tontos es como la metáfora de un juego de rompecabezas: hay que dar sentido a los símbolos y reemplazar los elementos elípticos en los que abundan los cuentos; sólo compilando éstos se llega a una interpretación propia que no es nada objetiva»
«En el caso de Los niños tontos somos nosotros, los lectores que completamos los cuentos que se caracterizan por tener un final abierto; para poder hacerlo, necesitamos pasar de un nivel a otro, del nivel literal al nivel metafórico o simbólico»
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