El verano de los
juguetes muertos, de Toni Hill. Random House Mondaori.
«El inspector Héctor Salgado lleva semanas apartado del servicio cuando le asignan de manera extraoficial un caso delicado. La extraña muerte de un joven de la alta burguesía barcelonesa va complicándose a medida que Salgado se adentra en un mundo de privilegios y abusos de poder. Héctor no solamente deberá enfrentarse a ello sino también a su pasado más turbio, que en el peor momento y de modo inesperado vuelve para ajustar cuentas. »
Es la primera
parte de tres novelas publicadas sobre el inspector Héctor Salgado. ¿Qué tiene
este inspector que le diferencia de otros? Es de los que atrapa y te convence.
El autor muestra sus dos facetas del inspector, la humana y la profesional y a
lo largo de la novela una interfiere e influye en la otra y viceversa.
La trama de
novela es compleja en el sentido que aparecen muchos personajes y varios puntos
de investigación, que parece que no terminan de cuajar, o que de pronto, el
inspector tira de otro hilo; con lo que te mantiene alerta. Engancha y atrapa
porque a pesar de que salen patrones comunes con otras novelas negras trata el tema de forma diferente.
Por ejemplo; Salgado investiga
la muerte accidental y posible suicidio de un joven de familia bien. En el
proceso de investigación sale un personaje, una niña, que había sido compañera
de campamento de él cuando eran más
pequeños, y que la traen al presente en varios momentos de la novela . A medida que vas a avanzado
en la lectura te viene a la cabeza que la solución será como en Verano en Rojo,
de Berna González Harbour lo basado en hechos reales, pero los propios investigadores parecen leer el
pensamiento y aun así prosiguen con el caso. En este caso el elemento diferente
es la mención de la anorexia en adolescentes.
El acoso escolar
también los trata pero la valoración resultante es positiva para la víctima, lo
supera sin traumas en el futuro; y algo injusta para el agresor, quién parece
culpable no siempre lo es, y el verdadero culpable sale impune.
Un rasgo
característico de la novela es que cada personaje tiene una motivación
personal, y tienes que descubrir la motivación de cada uno para dar con la
solución de los múltiples problemas que van apareciendo.
Un personaje como
el inspector Salgado tiene que venir con un compañero, en este caso Leire
Castro. Novata y rompiendo estereotipos; joven, profesional, activa y buscando su
futuro en cada decisión. Y también tiene a sus espaldas, un exmujer, un hijo, una país natal: Argentina, y una investigación previa de agresión a un sospechoso.
Una lectura que merece la pena, la próxima entrada: la segunda parte. Ha sido de leerlas del tirón.
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