miércoles, 1 de junio de 2011

Infectada

Desde que recuerdo me han gustado los zombis, la primera película que recuerdo ver fue re-aimator y desde que me reí viendo muertos vivientes me gusto el género; disfrutas más que viendo las catalogadas como “comedias”.  Desde hace tiempo observaba en las librerías novelas sobre el tema, y han proliferado. No me atrevía a leer nada, por miedo a la decepción, hasta que cayó en mis manos "Apocalipsis Z", de Manel Loureiro. (Dolmen Editorial) hay personas que publican en foros esta misma experiencia, ¿no hay un premio para este hombre por ser el impulsor español del género?, desde entonces he seguido leyendo novelas que aunque son del mismo género tienen diferentes argumentos y desenlaces. De ahí he pasado a visitar webs con iniciativas literaria curiosas y en una de estas visitas me quede como observadora asidua.
Hace poco ha sido la 2ª EDICIÓN SEMANA DEL RELATO ZOMBI del blog http://infectadosblog.blogspot.com/  Resulto ganadora  MAGA DE LIONCOURT con su relato "Frío", hubo gran expectación entre los relatos que tenían más aceptación entre los lectores. Si os gustan los zombis os recomiendo que visitéis cada una de las entradas que publican y echéis una ojeada a los moradores. La lista de los concursantes fue:
Maga de Lioncourt    http://blogsdemaga.blogspot.com/ 
La Hechicera del Narguile  http://elhechizodelnarguile.blogspot.com/

Resumí la experiencia con el siguiente comentario en FB “Enhorabuena a los ganadores, han estado geniales vuestros relatos e increíbles los comentarios y ánimos de los organizadores”.
Aunque estoy en esa lista de participantes, mi relato presentado, no alcanzo ni de lejos la calidad e historias sobre el tema. Ya dijeron en los comentarios que mi relato tiene faltas de ortografía y fallos de corrección. Os invito a corregirlos: 

“MAL COMIENZO”, de Uriska
……
Es un mal comienzo. Página en blanco y puntos suspensivos; mi comienzo es aún peor. Es lunes, sin trabajo, con ganas de partirle las piernas a muchos, con una horrible resaca que me dura desde el sábado.
El viernes tuve mi primera entrevista desde hace dos semanas. No conseguí el trabajo, pero la entrevistadora tenía unas piernas de escándalo y para sorpresa mía coqueteo conmigo. Llevo sin comerme un rosco unos cuantos meses y ya tiro los trastos a las mujeres a la desesperada, sin pensarlo, por si cuela. Probé. Sin un duro en mis pantalones la dije que tendría que pagar ella pero que no quitase merito a la invitación. Las mujeres me sorprenden siempre; acepto salir conmigo esa noche.
Me llego a un restaurante asiático. El licor de arroz se subió algo más de lo esperado al estar acompañado por la decoración con uno cuadros con paisajes en movimiento. Intente seguir el ritmo de cita como si estuviera optando todavía por un puesto de trabajo, su estomago no tenía fondo. Me costó levantarme de la butaca y casi todo el camino fui apoyado en ella, menuda joyita que estaba hecho. El acercamiento lo interpreto como un interés extra por mi parte, de hecho era así, pero mi desesperación y alcohol podían sumarse a lista de mis virtudes en estos días, y por consiguiente no estar a la altura de las circunstancias.
Ella se porto exquisitamente, mi cuerpo reacciono a sus suaves caricias. Donde no había confianza ni entrega, mis manos decidieron otra cosa. Su piel fue mostrándose generosa a cada minuto que pasaba. La mezcla del licor y la comida condimentada fue dando paso a un intenso dolor de estómago y cabeza, y cuando el agotamiento físico y el mal estar hizo mella en mi, me dormí.
Unos golpes terribles me despertaron. Me dijo que me vistiera deprisa, era su pareja. ¡Joder!. Me plante los pantalones y  zapatos lo más aprisa que pude, y cuando ella abrió la puerta para que su chico no tirase la puerta abajo, me estaba poniendo la camisa aún. No me dio tiempo a ver el primer puñetazo cuando ella le explicaba que yo era un amigo. ¡Joder!.
La patada en el estomago sí la vi, tirado en el suelo desde el primer puñetazo. ¿Tenía que pagar el precio de la cena de ese modo? Me intentaba incorporar y salir por la puerta antes de que me volvieran a dar. Los casi dos metros de altura se mostraban más calmados porque ella estaba pidiéndole que se tranquilizara. Cogió una bolsa de transporte de mascotas del descansillo. La metió en la casa mientras la voz suave de mi ligue nocturno comenzaba a convertirse en gritos horrorizados. Se arrojo a su novio intentado impedir que abriera el trasportín. No veía lo que había dentro. ¿Qué podía ser?
Me sangraba la nariz y no daba crédito a lo que tenía delante, una bolsa de mascota abierta. Ella había sido arrastrada por la fuerza y encerrada en la habitación contigua junto a él. Los golpes que se oían me hacían temer que la estuviera maltratando.
Tenía que levantarme y ayudar a la chica.  Me acercaba hacia la puerta cuando un leve gruñido me paralizo; por el tamaño de la caja me imagine que podría ser un jerbo, una chichilla, un gato o incluso un chihuahua, pero ¿qué bicharraco podía hacer ese ruido que aumentaba en profundidad? Me gire y vi unos ojos rojos saltando hacia mí, acompañados de varias filas de dientes y una piel descomponiéndose.
Me recordó a una rata que sale en la película “Tu madre se ha comido a mi perro”. Me mordió la pantorrilla antes de lanzarla de una patada a la otra parte de la habitación. Un escozor terrible me subía por toda la pierna. Sólo pude correr fuera de la casa y cerrar la puerta tras de mí.
Ahora estábamos a lunes, allí me encontraba, tirado en un parque, aún con dolor de cabeza, sin trabajo, rabioso, sintiéndome culpable por haber abandonado a la chica a su suerte y temiendo a aquello que fuese que me hubiera pegado la rata rabiosa. La quemazón no se iba y la pierna no tenía movilidad.
Me encontraba en un parque dando de comer a unos patos, devoraban el trozo de pan duro que les daba. Me había remangado el pantalón para dejar que el calor del sol me aliviara un poco. Se termino el pan y me tumbe en la chaqueta para meditar lo que haría, no había acudido a la policía porque temía que hubieran llegado a algo más que a las manos y me terminaran inculpando a mí de algún delito. Últimamente tenía muy mala suerte.
Volví a ser presa del sueño. Me desperté cansado y notaba a alguien meciéndome. No era alguien; el agua del estanque y los patos me arrastraban al centro mientras picoteaban dos o tres animalillos la pierna mala.  Sus picos se habían transformado horriblemente y su pelaje caía estrepitosamente. Agujereaban mi piel, una piel y carne que no sentía.
Mientras mi agonía ante la horripilante escena me corroía las entrañas, la lucha por mi supervivencia me hizo usar los dientes y la uñas contra mis atacantes. Al saborear las vísceras calientes deje de ser humano. Las últimas neuronas se apagaban en mi cerebro y una legaña blanca empañaba mi visión. En las próximas horas sería un zombi y el mal comienzo lo tendrían otros.
..... 

1 comentario:

  1. Más que un premio, Manel cogió el testigo de otras blog novelas australianas e inglesas (como la que le acusan de plagiar, Mad Dog)y se lanzó a hacerlo aquí.

    Ese primer impulso ha tirado para adelante, sí, es el pionero. Pero ese espíritu que inició se ha difuminado mucho de entonces a ahora.

    En vez de un premio, le daría un reconocimiento.

    Fer

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